Estoy solo. En las zonas más altas de la montaña no hay nadie, aunque no pienso en ello. Mi mente circula por zonas de mi alma que no conocía. Creo que es por esto por lo que siempre queremos volver a estas cotas inhumanas.

(Iñaki Ochoa de Olza)

viernes, 11 de febrero de 2011

Estós. La película.

Pues como no podía ser de otra manera, la banda sonora de este peliculón corre a cargo de los Celtas Cortos, esos chavalillos de Valladolid que cuando eran jóvenes se debieron correr una buena juerga en la cabaña del Turmo. Exactamente igual que nosotras... pero 21 años después.¿Qué se les habría perdido a estos en el Pirineo?... Lo de 20 de Abril, la verdad es que no pega mucho, porque el panorama no puede ser más invernal.  Pero tengo que reconocer que a mí los Celtas me gustan mucho, así que ahí está. Reportaje fotográfico completo del fin de semana.

martes, 1 de febrero de 2011

¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo...?

De momento, me faltan fotos para poder hacer la esperada peli de nuestra salidita del pasado fin de semana por el Valle de Estós (Marocha, espero que te des por aludida). Hasta que las tenga todas, lo que si que voy a hacer es contar la verdadera historia del fin de semana.
Sábado 29 de Enero, San Valero. Hora prevista de salida 6h. Hora real 6:30. Llevamos las tres mochilas con todo el material necesario (bueno, casi todo a falta de: 1º un mechero, y 2º raquetas de nieve) y un roscón de nata y frutas escarchadas que no se lo salta un gitano. También llevamos unas cadenas porque han anunciado unas nevadas importantes...y no es que nieve, es que antes de llegar a Benasque caen unos copos tamaño DIN A4. Pero como siempre tenemos suerte, pues no hay ningún problema porque delante de nosotras va la quitanieves y detrás la Guardia Civil. Sólo nos faltan los bomberos de Bilbao.
Llegamos a nuestro campamento base, Cafetería Ciria, y empezamos con las labores de aclimatación:

                              

Café con leche, roscón como Dios manda, y tomamos las primeras decisiones, que como ya ha contado Marocha consisten en dejar la salida en "vamonos a Estós a tomar algo y volvemos" basicamente. Muy fácil. Cero complicaciones. Después del desayuno festivo el cielo panzaburro empieza a despejar, sale el sol y nos encontramos con esto camino del tramo de GR11 que íbamos a coger:



¡¡Todo está precioso!!....Así que tiramos para arriba, al final, pensamos que vamos a tener suerte con el tiempo.
Delante de nosotras va una parejita con raquetas que nos abre camino. Luego pasa un mocico con esquís de tavesia, muy majete, que deja la huella mejor todavía, a continuación unos franceses jubilados también con raquetas. En total unos cuantos que nos ponen las cosas fáciles. Pero luego nos cruzamos con todos volviendo. Se nos acaba el chollo. Nos toca empezar a hacer piernas...y nos empieza a nevar.



Un rato antes de la cabaña del Turmo ya hay muchísima nieve y llevamos una paliza de órdago. No llegamos a Estós de día ni de coña, así que comprobamos que la cabaña se puede usar y decidimos pasar allí la noche. Teníamos por delante doce horas hasta que se hiciera de día...,¡Qué noche más larga!. Luego nos enteramos de que en Benasque esa noche estuvieron a 9º bajo cero, así que suponemos que allí estaríamos a -15, más o menos. A las siete ya estamos dentro de los sacos heladitas, heladitas... Por supuesto con los pises hechos y de todo que luego cualquiera sale....pues va Marocha y sale. Nos dice que si la noche está preciosa, que no hay una nube, que se ven las constelaciones perfectamente...pero yo tengo el romanticismo en los piés y estos a su vez, congelados. Deben ser todavía las diez de la noche. Nos acordamos del pacharán que llevamos en una cantimplora de medio litro. Marocha le pega dos traguitos, yo uno, sin salir del saco y Silvia ni asoma la cabeza. Como la idea era dormir en Estós, en sus literas, calentitas, pues no llevamos aislante. Entre lo frío y lo duro ya no sabemos como ponernos. Yo me quedo enroscada dentro del saco de las vueltas que doy. Dormimos poco, unas menos que otras y parece que el rato que mejor descansamos es el del amanecer. Al final, sacamos la cabeza de los sacos y vemos que entra mucha luz...¡Son las nueve de la mañana!, una valiente, marocha, sale del saco a abrir la puerta y vemos un sol estupendo. Bieeeeeen!!


La ropa que nos quitamos la tarde anterior esta completamente tiesa, congelada, el agua es hielo. Desayunamos unos frutos secos y un poco de chocolate y poco a poco nos ponemos en marcha, después de estar un ratito al sol para entrar en calor. La noche ha sido durilla, pero también nos hemos reido mucho, menos mal que nos tomamos así las cosas.
El camino de vuelta es un paseito estupendo, con la huella bien hecha (lo nuestro nos costó) y el sol calentando disfrutamos la espectacularidad del valle.
En la Cabaña de Santa Ana hacemos una paradita para almorzar y nos encontramos con tres mozos que nos hacen una foto a las tres...


Pues ha merecido la pena, frío y dolores de espalda incluidos. El día está de lujo, y la compañía lo mejor. Estamos encantadas, pero tenemos que volver, así que continuamos hasta el punto de partida de nuestra ruta circular que como su propio nombre indica, termina en el mismo sitio dónde hemos empezado, es decir, en el campo base Ciria de Benasque, con unas cañitas y unos pinchos de tortilla.

Dejo alguna otra foto:






 

lunes, 31 de enero de 2011

LA CABAÑA DEL TURMO


Frenados nuestros primeros e impetuosos impulsos para ascender a los ibones de Batiselles, debido a las adversas condiciones meteorológicas anunciadas ya, en días anteriores, recortamos drásticamente nuestra excursión. Quedando la aventura de fin de semana en un fácil y sencillo paseo hasta el Refugio de Estós, donde cenaremos, pernoctaremos y desayunaremos para a continuación, volver a bajar por donde hemos venido.
Así, con ésta idea madurada delante de un roscón de San Valero en la cafetería Ciria de Benásque, fue como marchamos Maite, Silvia (la interina, que después de ésta excursión ha conseguido su plaza fija, aunque de momento cubre la vacante de sherpa, hasta que haga puntos) y yo hacia nuestro objetivo.
La nevada superó con creces lo esperado y el coche hubo que dejarlo más abajo de lo deseado. Alguien más madrugador había comenzado a abrir huella, con lo que nos pusimos muy contentas de no tener que hacer el esfuerzo de abrirnos paso en la nieve. Pero nuestro gozo quedó en un pozo cuando, un poco más adelante del desvío hacia Batiselles, las huellas de raquetas desaparecieron. Obviamente, se habían dado la vuelta ante semejante nevada. Como todavía nos quedaban horas de luz, decidimos seguir adelante, a pesar de conocer el esfuerzo que ello llevaba. La cosa marchó relativamente bien hasta unos 5 minutos antes de llegar a la Cabaña del Turmo (Si, la misma de los Celtas Cortos) momento en que la nieve comenzó a tragarnos. En condiciones razonables, quedaban unos 35 o 40 minutos hasta el Refugio de Estós, pero en esas condiciones, probablemente nos llevaría un par de horas y sólo nos quedaban hora y media de sol, sin contar el esfuerzo que ello supondría. Así que, convocamos asamblea extraordinaria para tomar decisiones al respecto. Por unanimidad se decidió pernoctar en la Cabaña del Turmo. (.........) La mañana siguiente ya no podía ser más bonita. Ver como amanecía el sol por detrás de las montañas haciendo brillar la nieve nos hizo olvidar las penas de lo que podía haber sido dormir caliente en Estós y no fue. Y nuestra aventura terminó volviendo por donde habíamos venido, literalmente. Los detalles de la pernocta, imagino que los contará Maite, que tiene más gracia que yo. Y supongo que también lo documentará pues tiene por buena costumbre hacerlo.